¿Qué es la Kuksa?
La tradicional Kuksa (en idioma lapón o sami «Guksi» y en sueco, el otro idioma de Finlandia «Kåsa«) es un cuenco o taza de madera de abedul tallada a mano por el pueblo sami.
Tiene forma redonda y un asa también tallada para poder cogerla o atarla a la mochila.
Para hacer una Kuksa se necesita una lupia – o lobanillo – de abedul (ese árbol cuyas ramas se usan para azotarse en la sauna finlandesa).
La lupia es un nudo o deformación con forma redonda que se forma a veces en el tronco o las ramas de un árbol. Estas deformaciones son usadas por los talladores madereros por dar lugar a patrones y grano de la madera muy bonitos y especiales.
- Fabricado con materiales de alta calidad, duraderos.
- El cordón está diseñado para facilitar su transporte y almacenamiento.
- Adecuado para el vino, el café, la leche, el té. Adecuado para acampar, ir de excursión, la supervivencia, la hoguera y el uso de la vida cotidiana.
- Pulido a mano por excelentes artesanos, cada producto tiene un grano de madera único, que es muy único e interesante. Cuando se utiliza, tiene un aliento fresco y natural.
- El diseño en forma de animal hace que su hogar parezca natural.
- Todo hecho a mano.
Las características de una taza de madera Kuksa
Normalmente una de estas tazas tan finlandesas pesa entre 150 y 200 gramos, y mide unos 15cm si contamos el asa (10 cm de diámetro si no).
Al ser tan grande suelen llevarse en la parte exterior de la mochila con un arnés o cordón.
La cantidad de líquido que una de estas tazas puede contener es de unos 20 cl, menos de lo que contiene, por ejemplo, una lata de refresco.
Si la comparamos con tazas de otros materiales como aluminio, acero inoxidable o titanio, estos materiales son mucho más ligeros y las tazas pueden contener más líquido utilizando a la vez menos espacio dentro de una mochila. En el apartado limpieza – más adelante hablaremos de ello – también ganan estos materiales.
Mantenimiento
¿Realmente la taza no se lava? Correcto.
Para mantener la taza – que bien mantenida puede durar toda una vida – lo recomendable es lavarla con agua solamente y secarla inmediatamente con un trapo.
El jabón inerferiría con la madera y dejaría su propio sabor – algo que la mayoría de nosotros preferiríamos no tener en nuestras tazas.
Las Kuksa se venden normalmente tras ser hervidas en sal, para que las fibras cojan humedad y no haya grietas una vez se pongan en uso. De ahí en adelante, a tratarla con cuidado y como se indica en el párrafo anterior.