Ya en los siglos XV y XVI, la daga suiza era un arma habitual entre los piqueros suizos y, debido a la longitud de su hoja, solía ocupar una posición intermedia entre la daga y la espada. La daga, también conocida como baselard, solía servir como arma secundaria y no se entregaba como parte del equipamiento, sino que los soldados debían adquirirla por su cuenta.
Al extraordinario Twisted Damascus le sigue ahora el Mosaic Damascus, cuya fabricación también es muy compleja. Es uno de los modelos de forja Damasco de clase real y convierte a esta impresionante daga en una pieza destacada en cualquier colección de cuchillos. A diferencia del Damasco convencional, en la fabricación del Mosaic Damascus no se producen capas. En su lugar, las complejas barras de Damasco se forjan a mano en un mosaico mediante un proceso elaborado y muy complicado. Para ello, el paquete de Damasco, que inicialmente consta de capas apiladas, se corta y se vuelve a montar de forma escalonada para crear un patrón de mosaico único en los extremos de la barra. A continuación, el Damasco se vuelve a cortar y el complejo proceso se repite varias veces, con lo que el patrón resultante se vuelve más fino y único con cada paso. Por último, los paquetes individuales se apilan y se forjan en forma de cuadrado, de modo que los extremos de las piezas individuales forman una nueva superficie. La temperatura de forjado, el conformado, la velocidad de deformación y los pasos anteriores deben coordinarse de forma óptima. Este proceso de forjado extremadamente exigente, que solo dominan unos pocos herreros de Damasco, lo lleva a cabo a la perfección para nuestra daga suiza Chad Nichols.
La hoja de la daga, afilada y puntiaguda por ambos lados, ya tenía una sección transversal en forma de rombo en los modelos históricos, ya que esta construcción demostró ser extremadamente estable y eficaz. Una característica de la daga suiza es el diseño del pomo y la guarda. El inusual diseño curvo se remonta a principios del siglo XIII y también se puede encontrar en el diseño auténtico de nuestra edición hecha a mano. El mango oscuro y brillante, fabricado con ébano importado certificado y seleccionado a mano, está bordeado por el pomo y la guarda altamente pulidos y forma una unidad perfecta con la fina hoja.
La funda de cuero, especialmente diseñada y cosida a mano para este modelo, subraya la exclusividad de esta codiciada pieza de coleccionista. Se entrega con un número de serie individual en una elegante caja de madera y con un certificado de autenticidad. Fabricada a mano en la fábrica de cuchillos Boker Knife Manufactory Solingen y estrictamente limitada a 500 unidades en todo el mundo.
